¡Hola de nuevo, gente!
El otro día en clase reflexionamos sobre las características que debe poseer un buen docente. Nuestro Arturito - así se llamaba el muñeco al que calificamos - se llenó de adjetivos positivos y cualidades muy necesarias.
Entre estas se encontraba la empatía. Un buen docente debe saber reconocer las emociones de sus alumnos/as, incluso cuando no las expresan (típico en la adolescencia), tratar de entenderlas, y saber intervenir cuando se crea capaz de ello. Especialmente en la educación secundaria, los alumnos y alumnas pasan por una etapa de desconcierto y sentimientos de soledad. El docente debería representar esa figura en la que pueden apoyarse y no ser simplemente el pesado/a que se planta en una mesa a soltarles el rollo.
En mi grupo también consideramos la creatividad como una característica imprescindible. El aburrimiento en clase es bastante común, en especial, cuando existe una falta de motivación por aprender. Saber impartir las clases de forma creativa y alternativa puede llegar a conseguir reenganchar a alumnos/as que habías perdido por el camino. Pero unas clases creativas no son nada si no están impartidas por un profesor/a motivador/a.
La paciencia desempeña un papel clave en la docencia de la educación secundaria. Podemos encontrarnos con alumnos/as que muestran desinterés, tratan de interrumpir las clases y no permiten su normal desarrollo. O simplemente que les cuesta varias explicaciones entender la materia. En todos estos casos la paciencia es completamente necesaria para llegar al trasfondo de esos problemas. No debemos dar por hecho nunca que esos comportamientos simplemente forman parte de su personalidad y "hay que aceptarlos".
Estas son algunas de las cualidades que consideramos como cruciales, pero hay algunas más. Como el optimismo, el sentido del humor, la firmeza, la asertividad o la confianza. En esta foto podéis ver todas las que pusimos y lo guapo que dejamos a Arturito con ese outfit tan rompedor.
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